El ser humano se encuentra expuesto continuamente a diversos agentes tanto biológicos como químicos y físicos que pueden perturbar su salud, derivando en acciones involuntarias que se activan cuando la capacidad de respuesta se ve rebasada. La enfermedad es la consecuencia de dicha perturbación y derivará en la capacidad de respuesta del cuerpo para combatir y erradicar dichos agentes.
En lo que refiere a la presente nota evaluaremos el mecanismo de respuesta de la tos y su consecuente producción de moco a agentes tales como las infecciones respiratorias, pulmonares, agentes contaminantes (principalmente gaseosos), irritantes y la dependencia al tabaco.
Empezaremos por definir a la tos como un mecanismo de defensa de la vía respiratoria y, en particular de los pulmones, es considerada como una enfermedad aguda cuando existe una infección viral o crónica cuando se tratan patologías pulmonares tales como el asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Con base en Jofre & García en 2027, la tos se considera aguda cuando su duración va de tres o hasta ocho semanas y se considera crónica cuando rebasa las ocho semanas. La tos se da por una irritación de ciertos receptores denominados como fibras C, mismos que se localizan en el epitelio de la tráquea (órgano responsable de conducir el a los pulmónes), carina traqueal y laringe (órgano responsable de emitir los sonidos). Estos son capaces de responder a ciertos estímulos tales como el calor, el frío, la acidez, la sensación picosa e incluso a estímulos tales como el tacto o el desplazamiento.
Entre el 9% y hasta el 33% de la población mundial presenta esta sintomatología siendo los principales factores de riesgo los casos provocados por tabaquismo, microorganismos o por agentes virales.
Mecanismo de esterilidad de las vías respiratorias (barrera mecánica)
Existen tres mecanismos de defensa ante agentes externos potenciales que pueden perturbar las vías respiratorias, el primero de ellos es el que ya se explicó, la tos, el segundo se trata de una barrera mecánica que opera a través de la formación de un moco.
En el epitelio respiratorio se producen diariamente alrededor de 50 ml de moco que recubre la vía respiratoria, esta sustancia cumple con la función de atrapar y neutralizar las partículas, bacterias y virus derivado de las propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antiproteasas con las que cuenta. Cuando la producción de moco rebasa su capacidad de remoción continua y normal se recurre a un reflejo defensivo involuntario, la tos.
La liberación del moco generado por acción de la tos es conocido como un mecanismo de expectoración, su consistencia es espesa y puede ser identificado en cinco colores diferentes, transparente que refleja el color típico, blanco que indica una infección además de congestión o incluso bronquitis, verde que indica una infección provocada por agentes bacterianos, marrón que indica el sangrado interno del epitelio o de otro tejido cercano, rojo que puede indicar lo mismo pero de forma reciente o incluso negro cuando se da a denotar la presencia de una infección micótica (provocada por hongos).
Algunos autores refieren que para que se pueda facilitar el proceso de expulsión del moco (flemas) es necesario llevar una hidratación consistente, humidificar el ambiente y realizar ejercicio ligero, sin embargo, los médicos recomiendan el consumo regulado de expectorantes.
Referencias y recomendaciones
Cortes-Telles, Arturo, Che-Morales, José Luis, & Ortiz-Farías, Diana Lizbeth. (2019). Estrategias actuales en el manejo de las secreciones traqueobronquiales. Neumología y cirugía de tórax, 78(3), 313-323. Epub 12 de febrero de 2021. Recuperado en 01 de enero de 2025, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0028-37462019000300313&lng=es&tlng=es.
Jofré, David P, & García, Karen C. (2017). Tos en otorrinolaringología: Revisión actualizada del enfoque clínico. Revista de otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello, 77(4), 456-466. https://dx.doi.org/10.4067/s0718-48162017000400456
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